Hemos tenido la oportunidad de ensayar en muchos sitios. Dicen que en algunos de ellos hay fantasmas.
Hoy nos íbamos a ir a la playa, lo que llaman el "Sur chico" (por más que el "Sur Grande" sea más pequeño). Por cuestiones relativas a la responsabilidad laboral, no lo pudimos hacer. La idea era ensayar allí hasta la madrugada, en la sala de una casa de una playa que, en estas épocas de falsa primavera, es como un parque de diversiones abandonado, libre de cualquier vecino a quien molestar. Algo macabro, el ambiente.
Fue en este sitio aislado en donde nos recluimos para ensayar los conciertos que dimos para lo de La Zona de Combate. Grandes ventajas: la gratuidad de nuestra permanencia en el lugar, la cercanía al mar, la posibilidad de hacer bulla hasta muy tarde, la tranquilidad. Desventajas: el gasto en gas, el sabor intenso a cloro del agua y, precisamente, el “combate” (o "combo"). La mayoría de las veces tuvimos que arreglárnoslas con algunos chancays y huevo frito, aunque una vez que llegamos temprano, pudimos hacernos del mejor arroz chaufa de 3 soles que hemos comido, en una cevichería cuyo menú consistía en chaufa y caldo de gallina.
Hoy nos íbamos a ir a la playa, lo que llaman el "Sur chico" (por más que el "Sur Grande" sea más pequeño). Por cuestiones relativas a la responsabilidad laboral, no lo pudimos hacer. La idea era ensayar allí hasta la madrugada, en la sala de una casa de una playa que, en estas épocas de falsa primavera, es como un parque de diversiones abandonado, libre de cualquier vecino a quien molestar. Algo macabro, el ambiente.
Fue en este sitio aislado en donde nos recluimos para ensayar los conciertos que dimos para lo de La Zona de Combate. Grandes ventajas: la gratuidad de nuestra permanencia en el lugar, la cercanía al mar, la posibilidad de hacer bulla hasta muy tarde, la tranquilidad. Desventajas: el gasto en gas, el sabor intenso a cloro del agua y, precisamente, el “combate” (o "combo"). La mayoría de las veces tuvimos que arreglárnoslas con algunos chancays y huevo frito, aunque una vez que llegamos temprano, pudimos hacernos del mejor arroz chaufa de 3 soles que hemos comido, en una cevichería cuyo menú consistía en chaufa y caldo de gallina.
En fin, ensayamos bien. El lugar nos ayudó mucho para arreglar adecuadamente las canciones en poco tiempo. Ahora, dicen que en todas las playas del sur penan. Se cuentan muchas historias de sombras que saltan al mar en las noches, de sonidos de cadenas y de huellas que aparecen y desaparecen de pronto en la arena. No vimos nada de esto, aunque la atmósfera no hubiera estado nada mal en una película de suspenso.
Durante un buen tiempo, ensayamos en un sótano de Surco. Dicen que de vez en cuando, la radio del sótano amanece captando una estación de salsa, a volumen muy bajo. Dicen también que hace algún tiempo, una perrita de nombre Fernanda se puso a ladrar descontroladamente hacia uno de los libreros, y desde entonces nunca volvió a mostrar confianza a la hora de bajar a ese lugar. Concluyen entonces, que en ese sótano penan fantasmas salseros que pueden ser percibidos por los perros. En el siguiente video, nos encontramos pichangueando la canción Electioneering, del Ok Computer en ese lugar.
http://youtube.com/watch?v=hphCPs6Gtro
Grandes ventajas: la gratuidad de nuestra permanencia en el lugar, la amplitud de la sala, la presencia de un pequeño piano. Gran desventaja: ya no nos dejan ensayar allí.
Durante mucho más tiempo, ensayamos en una azotea de Surco. Dicen algunos miembros de la familia habitante de la casa construida debajo de esa azotea, que alguna vez vieron uno que otro fantasma en ese lugar. Dicen que se escuchan pasos, que las cosas a veces cambian de lugar, que la sala misma le genera miedo a mucha gente. Grandes ventajas: la gratuidad de nuestra permanencia en el lugar, la accesibilidad, la cercanía a numerosos chifas. Grandes desventajas: al encontrarse en un punto particularmente alto, la sala tiene la característica de difundir nuestra música a muchos vecinos a la redonda. Y aunque las horas siempre han sido apropiadas, hay quienes no opinan a favor del consumo gratuito de nuestra música, y proceden a responder en formas poco corteses.
Durante un buen tiempo, ensayamos en un sótano de Surco. Dicen que de vez en cuando, la radio del sótano amanece captando una estación de salsa, a volumen muy bajo. Dicen también que hace algún tiempo, una perrita de nombre Fernanda se puso a ladrar descontroladamente hacia uno de los libreros, y desde entonces nunca volvió a mostrar confianza a la hora de bajar a ese lugar. Concluyen entonces, que en ese sótano penan fantasmas salseros que pueden ser percibidos por los perros. En el siguiente video, nos encontramos pichangueando la canción Electioneering, del Ok Computer en ese lugar.
http://youtube.com/watch?v=hphCPs6Gtro
Grandes ventajas: la gratuidad de nuestra permanencia en el lugar, la amplitud de la sala, la presencia de un pequeño piano. Gran desventaja: ya no nos dejan ensayar allí.
Durante mucho más tiempo, ensayamos en una azotea de Surco. Dicen algunos miembros de la familia habitante de la casa construida debajo de esa azotea, que alguna vez vieron uno que otro fantasma en ese lugar. Dicen que se escuchan pasos, que las cosas a veces cambian de lugar, que la sala misma le genera miedo a mucha gente. Grandes ventajas: la gratuidad de nuestra permanencia en el lugar, la accesibilidad, la cercanía a numerosos chifas. Grandes desventajas: al encontrarse en un punto particularmente alto, la sala tiene la característica de difundir nuestra música a muchos vecinos a la redonda. Y aunque las horas siempre han sido apropiadas, hay quienes no opinan a favor del consumo gratuito de nuestra música, y proceden a responder en formas poco corteses.
Cuando estuvimos en Londres, en el 2004, encontramos luego de mucha búsqueda un sitio, que nos prestaron por amor al arte, para repasar nuestro repertorio. Se encontraba nada menos que en el sótano de un castillo viejo, entre estructuras de piedra, y era una de las tantas salitas dispuestas de uno y otro lado del gran espacio central de ese subsuelo. A riesgo de abusar de la capacidad de asimilación de episodios relativos a la superstición por parte del lector, cabe señalar que en un momento, terminamos de tocar una de las canciones que para entonces tocábamos, y de pronto, uno de los amplificadores empezó a captar la voz de un niño británico, que cantaba una cancioncita de cuna.
Pues bien, sabemos que el lector está ansioso por escuchar más historias de fantasmas que nos involucren. Y podrán leerlas, pero eso tendrá que ser en un futuro más adelante. Ahora bien, si creemos en la existencia de los fantasmas, tenemos que reconocer que pocos fantasmas serán, por el momento, rockeros (por cuestión de lógica: el rock es demasiado reciente como para que un número suficiente de adictos a sus ritmos esté ya a estas alturas penando por allí, sobre todo en nuestro país). Eso dificulta la empresa de ensayar sin molestar a los vecinos del más allá.
Aunque en verdad, los que más alegan son los del más acá.
En un futuro no muy lejano, habrán más fantasmas rockeros.
Muchos saludos.